martes, 16 de octubre de 2012

Intervención de J.R. Ónega en la Universidad de Rennes


El Delegado de la Xunta en su intervención en la Universidad de Rennes

Dignas Autoridades académicas, Sras. y Sres:

Permítanme que como Delegado del Gobierno Autonómico de Galicia y en representación de este colectivo de gallegos que visitamos Bretaña, les exprese nuestro agradecimiento por ser recibidos en esta Universidad de Rennes, de tanto prestigio y fama. La Universidad será siempre el corazón de los pueblos porque en su entraña late la cultura y el espíritu del saber universal. Una parte de los que estamos aquí somos titulados universitarios, en buena porción Doctores y Licenciados por la Universidad de Santiago de Compostela, capital política y administrativa de Galicia y destino universal del mundo cristiano como sepulcro del Apóstol. Estamos vivamente emocionados por estar aquí en esta hermosa tierra de Bretaña, tan similar a la nuestra de Galicia. Nos sentimos en casa.

Los gallegos siempre nos hemos asomado al mar porque somos un  pueblo emigrante y  viajero de todas las rutas. El LIBRO DE LAS INVASIONES,  relato irlandés del siglo XII, cuenta que Ith, hijo de Breogán, caudillo celta y padre la nación gallega, contemplaba el mar un día claro de invierno desde lo alto del faro de la Torre de Hércules. Desde allí, vio en la lejanía una hermosa tierra verde, Irlanda, y decidió reconocerla. Cuando desembarcó en  Eire los nativos le asesinaron. Le vengó su hermano, que creó un nuevo reino. Canta el poeta Caemhan que la gente que partió de España para poblar Irlanda era de la poderosa raza Gaedheal. Es seguro que en aquel periplo marítimo tuvo que hacer parada y aguada en estas  hermosas costas de Bretaña.

Permítanme que siga buceando en la Historia  evocando ahora una aldea de Galicia, en la provincia de Lugo, llamada Bretoña, donde se hallan mis raíces familiares. Bretoña- fíjense en la similitud del vocablo con el de Bretaña- fue antigua sede episcopal  a finales del siglo V, en la que se establece, según Duchesne, la Iglesia céltico-cristiana. Su nacimiento está relacionado con la migración de la población bretona que huyó de las Islas Británicas al continente europeo por la invasión anglosajona. La península de Armórica y la costa septentrional de España fueron sus destinos. Los bretones llegaron a Gallaecia guiados por sus jefes locales, acompañados por miembros destacados de su Iglesia. Ocuparon un territorio en la costa gallega,  desde Ferrol al rio Navia, y se establecieron en Bretoña. La existencia de esta comunidad bretona en Galicia se registra en un documento excepcional: Divisio Thedomiri o Parroquial Sueva.

Asimismo, en las actas de los Concilios del siglo VI, aparece firmando el obispo Mailoc de clara resonancia celta. Britonia fue destruida por la invasión vikinga en  el siglo X, pero quedan noticias y huellas. Un documento del año 1233 se refiere a las heredades  pertenecientes a “aquellos hombres que eran llamados britones o biortos y aquellas mujeres que se llamaban Chavellas”.

Como es de ver, si no somos hermanos, al menos debemos ser parientes.

Hoy en Bretoña se celebra la Fiesta celta con la ceremonia pagana de casamiento del dios Lug.  No es menester señalar que la actual capital de la provincia de Lugo, trae su topónimo de esta deidad.

Nos sentimos, pues, vivamente emocionados, y les rogamos acepten nuestro agradecimiento más sincero por recibirnos  aquí. Estas bellísimas tierras bretonas de mito y sueño, tierra sagrada de los antepasados, nos parecen hogar en el que sigue habitando la luz deslumbrante de los nuestros.  Como universitario, doctor en Derecho y abogado, en nombre de este colectivo gallego, acepten nuestro afectuoso agradecimiento al ser recibidos en esta Institución, templo del saber  y conocimiento, como es esta Universidad de Rennes.

No quisiera terminar mis palabras sin aludir al señor Pierre Juben que tanto está haciendo por las relaciones entre Galicia y Bretaña, y al que expresamos nuestro agradecimiento por su fructífera labor y trabajo. También a la Dra. Blanca García Fernández Albalá, arqueóloga, que nos facilita su colaboración y amistad.

Muchas gracias por su afecto y amistad.

miércoles, 10 de octubre de 2012

José Ramón Ónega: Crónica leve de un viaje a Bretaña


Abadía de Mont Saint Michel, entre Bretaña y Normadía (foto: JCT)

Gorki escribió que suspiramos por la belleza y soñamos mundos desconocidos. Acabo de llegar de Bretaña y conservo en la retina la bruma mágica de esta tierra hermana de Galicia. 

Tengo la sensación de haber viajado a un país de ensueño habitado por hombres míticos hermanos nuestros de sangre y leche. Contemplé emocionado bosques de carballos, alisos y castaños como los de nuestras aldeas. Vacadas en los prados que se confundían con las llanuras apacibles de mi Chaira. La lluvia mansa de los atardeceres. El carácter afable y reposado de los lugareños. El dulce acento bretón de sus mujeres. Las flechas de los templos sosteniendo el cielo. Los acantilados bravíos. Los ríos rumorosos. La asombrosa majestad del Mont St. Michel. Las murallas de St. Malo. Las casas de adobe y madera de Dinan. La costa del granito rosa imitación de los mármoles de Porriño. El encanto de Perros de Guirec. Los  calvarios bretones de Guimilau y Pleyben. Los menhires míticos de Carnac. Brest, destruída por las bombas homicidas de la II Guerra Mundial, hoy arsenal de la Marina de guerra francesa. La península de Crozon. En fín, Quimper, Morbihan, Vannes, Nantes, Anger. Incluso la Normanía.

Entre tanta belleza, historia, viejas murallas, fortines y ríos rememoré al mestre Castelao, que recorrió el país bretón dibujando las cruces de piedra. Le veía en los recintos parroquiales con sus lápices, su mirada atenta al pasado, soñando lejanías, orígenes y mitos de un pueblo hermano del gallego. ¡Cuánto debió soñar en estos pajes encantados Alfonso Daniel Manuel Rodriguez Castelao, hijo de Rianxo, que en Compostela se hizo médico, hacía caricaturas de los catedráticos y tocaba en la tuna!. “Fíxenme médico por amor a meu pai; non exerzo a profesión por amor á humanidade”, dijo con fino humor galaico.

En los misteriosos menhires de Carnac, soñé la historia de Bretoña, en la Pastoriza lucense. Lo expliqué en la Universidad de Rennes y lo reiteré en el Ayuntamiento de Brest, así como en el Centre de Recherche Breton et Celtique, institución modélica con especialistas como Jakez Gaucher, Philippe Jarnoux, Patrick Malrieu. O la eficaz labor de Pierre Joubin, heredero de Robert Omnes, que dedica su vida al acercamiento Galicia-Bretaña. En A Pastoriza, gobernada por los abades de Meira, solar de mis antepasados y cuna de mis amigos Carlos Reigosa y Pilar Falcón, que ejercen alto periodismo en Madrid, se asentó un colectivo bretón en el siglo V. Huidos de las Islas Británicas por la invasión anglosajona se refugiaron en la península Armórica y en la costa septentrional de España. Con sus jefes y miembros de su Iglesia, ocuparon un territorio, desde Ferrol al río Navia. En los concilios del siglo VI figura el obispo Mailoc. La existencia de esta comunidad bretona está probada, en el siglo XII, por la Divisio Theodomiri o Parroquial Sueva. Bretoña fue destruída en el siglo X por los vikingos pero quedaron huellas de los bretones. Un documento del 1233 alude a las heredades de “hombres llamados Britones o Biortos y mujeres llamadas Chavellas”. Les dije a los bretones que si no éramos hermanos al menos seríamos primos. Confirmaron esto las gaitas de Alcobendas dirigidas por Carracedo y las del ayuntamiento de Brest que tocaron aires hermanos.

En este viaje participamos 62 gallegos. En la iniciativa debida al espíritu emprendedor de Carlos de Blas, de la Orden da Vieira, florece un sueño de honda fraternidad. Decía Abernathy, que se puede matar al soñador, pero no el sueño. Con De Blas, ejercen gestión, Maricarmen, Cerdeira, Mariló, Adela, Cadenas, Pardo, Andrés, Fernando, Blanca G. Fernández- Albalát, Carmen Novoa, Cachafeiro, Lombardero y un largo etcétera. Son misioneros de la Galicia viajera y peregrina que sin subvenciones ni prebendas hacen amistad y camino. La embajada se enriqueció con la presencia, así mismo, de gallegos eminentes como el  oncólogo Dr. Pérez Vázquez, el penalista Prof. Rodriguez Mourullo, el ingeniero Julio Lage, con sus esposas Elena, Matusa y Maribel. Propuse a las autoridades bretonas programas de cooperación, intercambio cultural, cooperación técnica, comercial e industrial. Los buenos deseos hay que apoyarlos con realidades palpables y acciones concretas en materias de interés para ambas regiones. La política es esto. O debería.


lunes, 8 de octubre de 2012

Fotos del viaje de la EOV a Bretaña



Los interesados podéis encontrar la primera entrega de las fotos del viaje a Bretaña (las correspondientes al acto de Rennes) en EOV Foto BLOG. ¡Que las disfrutéis!

domingo, 7 de octubre de 2012

José Cerdeira: Los recintos parroquiales de Bretaña

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Recinto parroquial de Guimiliau

Predicen los mejores agüeros que, pasado Beltane, los gallegos amigos de la cultura celta nos reuniremos en la Bretaña francesa. Y Bretaña no es un sitio cualquiera. Como Galway o San Andrés de Teixido, Bretaña es un lugar que imprime carácter. Quienes la hemos hollado, nunca podremos olvidarla. Hay algo en ella que nos parece familiar. Cierto, cualquier sitio con lluvia y con  toxos me recuerda a mi tierra. Pero en Bretaña hay algo más, algo que está en el espíritu de las cosas y de las gentes, algo que te engaña y te confunde haciéndote creer que ya habías estado allí anteriormente. Bretaña es uno de esos sitios que no te dejan indiferente. Prepárate porque… Beltane está ya próximo.


La primavera es la mejor época para visitar Bretaña. Es entonces cuando las tierras onduladas de la zona, frecuentemente envueltas en brumas y siempre regadas por lluvias abundantes, se cubren de un verde manto de vida, salpicado aquí y allá por las manchas amarillas de las flores de los toxos y de las xestas. Sus límpidos arroyos de aguas turbulentas zigzaguean hasta formar ríos caudalosos, aunque siempre cortos, y los viejos robles, cubiertos de líquenes y musgo, parecen revivir del largo y duro invierno. Las costas recortadas se hacen mar en una explosión de agua y espuma y las gaviotas, de colores blancos y grises, sobrevuelan los pequeños barcos de pesca en busca de su alimento cotidiano. Bretaña es mar y tierra, verdes y azules fundidos en infinitas tonalidades, húmedos bosques y gente… ¡ah!, ¿nos habíamos olvidado de sus gentes?

Cuando los romanos llegaron a estas tierras, sus habitantes tuvieron que retirarse hacia las zonas más inaccesibles y aisladas. Aquí, como en un preludio de lo que sería las aldeas galas de los geniales Goscigny y Uderzo, resistieron heroicamente la imposición cultural y consiguieron mantener sus viejas tradiciones, sus creencias y su lengua. Siglos más tarde, cuando saxos y anglos desembarcaron en Gran Bretaña y, de este a oeste, se fueron apoderando de la isla, sus habitantes fueron empujados hacia el mar occidental y tuvieron que refugiarse en los finisterres de Escocia, Gales, Cornualles… o embarcarse camino de Irlanda, Galicia (recordemos Britonia, en Lugo) y, sobre todo, hacia el finisterre galo al que bautizaron como Bretaña. Aquí, en estas tierras de acogida, encontraron hermanos de lengua y cultura con los que se fusionaron y con los que formaron una identidad política y cultural, Breizh, que daría lugar al reino de Bretaña, convertido más tarde en el ducado del mismo nombre.

Cuando el viajero recorre los accidentados caminos de Bretaña, se adentra inexorablemente en la vieja cultura celta. Aquí y allá aparecen las grandiosas piedras inhiestas, como el increíble alineamiento de Carnac con sus 2.934 mehires, las antiguas leyendas artúricas, reforzadas por la llegada de los celtas de Gran Bretaña, el amor por sus tierras y sus bosques, la admirable convivencia con la muerte y las cruces de los caminos.

Aunque la Bretaña francesa acabó perdiendo su autonomía política y fusionándose en el poderoso reino franco, su integración cultural nunca fue tan fuerte. Sus difíciles comunicaciones con el continente y la profunda convivencia con el mar a la que le obligaban sus 1.200 kilómetros de costa, le permitieron desarrollar una economía propia que alcanzó su apogeo con el negocio del lino y del esparto, entre los siglos XVI y XVII. Su comercio fue tan importante que, en los siglos mencionados, la lengua bretona era una lengua franca tan importante internacionalmente como el propio inglés o el español. Fruto de esa riqueza generada por el comercio textil fue el engrandecimiento de villas y ciudades que rivalizaron entre sí en la construcción de nuevos edificios y de grandioso y bellísimos monumentos religiosos.

Habíamos mencionado las cruces de piedra en las intersecciones de los caminos. Con la llegada del cristianismo, estas cruces fueron tomando un simbolismo religioso y se fueron acercando a los pueblos y a las iglesias. En sus costados aparecieron las efigies de cristo crucificado y la de su madre, la virgen María, en posiciones diversas como vemos en nuestros viejos cruceiros gallegos. Sin embargo, la riqueza de las villas bretonas las condujo a rivalizar en la grandiosidad de estas primeras cruces que, poco a poco, se fueron convirtiendo en calvarios completos, escenas en las que no sólo aparecía Cristo crucificado sino también los dos ladrones y todos los personajes que la Biblia y la iconografía tradicional mencionan como presentes en el acto de la crucifixión. Nacía así el “enclos paroissial”, el conjunto monumental más típico de las villas bretonas.

Quien no ha visto los admirables calvarios bretones, no ha visto Bretaña. Los conjuntos de St-Thégonnec, Guimiliau, Lampaul-Guimiliau, Pleyben, Commana, Plougastel-Daoulas y tantos más incitan a largas discusiones sobre las cualidades de uno y otro, sobre cual destaca sobre sus vecinos, sobre cual es el más rico y refinado de todos. Pero, antes de iniciar la discusión, demos un somero repaso a los elementos fundamentales de estos conjuntos y a su estructura básica.

Como es lógico, estos conjuntos parroquiales se construyen al lado de una iglesia, la iglesia parroquial, que forma, por tanto, el primer elemento del conjunto. Al lado de la iglesia, en lo que podría ser el atrio, suele haber un pequeño cementerio, con sus viejas tumbas de labradas lápidas de granito. Claro que, al ser el espacio insuficiente, en algún momento tiene que aparecer el osario, el sitio a donde llevar las cenizas de los difuntos cuyo espacio es necesario para los nuevos enterramientos, y que constituye el tercer elemento del conjunto.

Por supuesto, está también el lugar del crucero, aquí sustituido por todo un conjunto de cruces y figuras que forman un “calvario” entero. Los calvarios son una explosión artística de los viejos menhires celtas, ahora fundidos con las cristianizadas cruces de los caminos, que se han convertido en auténticas biblias de piedra para los iletrados de la época. Los personajes representados, a veces más de doscientos, se agrupan sin un orden concreto, más bien a criterio de la inspiración del artista, formando unos grupos abigarrados de figuras entre las que aparecen tanto los personajes bíblicos como los santos locales. Tendremos que repetirlo, quien no ha visto un calvario, no ha visto Bretaña.

Todos los elementos descritos suelen estar rodeados por un muro perimetral que marca el “témenos” o recinto sagrado. Quedan, claro está, los accesos, muchas veces en forma de puertas monumentales que, para marcar la separación con el mundo exterior, suelen ir precedidas de una breve escalinata. Estas puertas, sumamente decoradas, conforman una especie de pasaje al más allá, una conexión del mundo de los vivos con el de los muertos, unos mundos que en ningún lado están tan próximos como en la cultura celta.

Más allá de los pueblos, está el paisaje, un paisaje verde y brumoso, de amplias praderas y angostos caminos. En Bretaña, las montañas son suaves, la ganadería abundante, los bosques umbríos y misteriosos. En primavera, los robledales recuperan su vigor ancestral, y los druidas, con sus hoces de oro, parecen deambular en su espesura en busca del mágico muérdago, recitando antiguos ensalmos de vida y de muerte. En los claros, como hitos de otros tiempos, pueden verse viejos bolos graníticos, a veces de color rosa, y grandes piedras derechas que alcanzan su paroxismo en el extenso bosque pétreo de Carnac.

Ciertamente, la entrada en la Bretaña francesa puede ser equívoca. Al menor descuido, el viajero se cree estar en cualquier finisterre gallego, rodeado de erosionados roquedos graníticos y de lujuriantes bosques de los que parecen salir lamentos de ninfas prisioneras y de espíritus caminantes deambulando en forma de santa compaña. Sí, no hay duda, la Bretaña francesa es un asunto de familia.

lunes, 17 de septiembre de 2012

La Bretaña mágica: Brocelandia


El bosque de Brocelandia, en Bretaña


Brocelandia: El bosque donde Merlín duerme
Amparo Vázquez Sánchez
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Brocelandia es el nombre mítico del actual bosque de Paimpont, situado al suroeste de Rennes, tierra mágica llena de las huellas de los celtas y de monumentos megalíticos. Vestigio de un inmenso conjunto forestal con más de 7.500 hectáreas que cubría en la Edad Media el centro de la península bretona, el Finisterre francés, es origen de numerosas leyendas del imaginario celta, de creencias populares del lugar y uno de los parajes legendarios del ciclo artúrico. La historia también informa que estas tierras fueron el último refugio de los druidas durante la ocupación romana.

Es en el bosque de Brocelandia donde los Caballeros de la Mesa Redonda (Lancelot del Lago, Perceval, Galaad, Parsifal, Gauvain…) encontraron un paisaje idóneo para su destino y su búsqueda: el rey Arturo les ordenó encontrar el Santo Grial, presuntamente escondido en esos bosques de la Pequeña Bretaña. También el mago Merlín, amigo y asesor del joven Arturo, fue visitante de honor de Brocelandia, siendo en la Fuente de Barenton donde tiene lugar su primer encuentro con el hada Viviane que bajó del cielo y con la caricia de su aliento enamoró al viejo mago. Merlín amaba tanto a Viviane que edificó para ella, bajo el estanque en el que se refleja esa antigua y poderosa fortaleza que es el Castillo de Comper, una ciudadela de cristal. Viviane, llamada también Dama del Lago, criará y educará en ella a Lancelot, futuro caballero del rey Arturo. A pesar de que era muy grande la diferencia de edad, el amor entre Viviane y Merlín era muy fuerte y exclusivo, pero ésta, recurriendo a los secretos mágicos aprendidos de boca del propio mago, consigue hechizar al druida Merlín y lo conduce a la Fuente de la Juventud con lo que éste rejuvenece. Luego lo encierra para la eternidad, en nueve círculos mágicos duros como la roca.

Dice también la leyenda que cuando los celtas reorganicen sus fuerzas para recuperar de nuevo su identidad, entonces también el rey Arturo romperá la redoma de cristal donde duerme el sueño eterno. Hasta aquí lo que se nos cuenta, a modo de resumen, de lo que acontece en ese lugar que, a pesar de llamarse, oficialmente, en la actualidad el bosque de Paimpont, es y seguirá siendo para los siglos venideros Brocelandia, un lugar mágico en el que la leyenda se mezcla con la realidad sin saber a ciencia cierta dónde empieza una y acaba la otra.

En este lugar de magia no nos ha de extrañar que, de pronto, surja la figura de un duendecillo que nos acompañará a recorrer el lugar, haciéndonos de guía de este bosque fabuloso. Así nos explicará que el Gran Estanque situado al lado del castillo es donde nació Merlín que fue dotado de poderes mágicos y que siempre estaba del lado del Bien y donde el hada Viviane crió al que sería el futuro caballero Lancelot. También nos enseñará el Árbol de Oro, situado muy cerca del Espejo de las Hadas, para conducirnos al castillo de Trecesson y desde allí nos llevará al Valle sin Retorno, ese lugar mítico por excelencia y puesta en escena de todas las leyendas de Merlín. Nuestro duendecillo guía nos advertirá de los peligros que pueden acecharnos ya que el hada maligna Morgana tiene como prisioneros a los caballeros infieles y es por ello por lo que el sitio se llama Rocher de Faux Amants. El Valle sin Retorno es el dominio mágico del hada Morgana, hermanastra del rey Arturo, que ya desde el nacimiento poseía poderes maléficos. Traicionada por su amante Guyomard, decidió encerrarle en una prisión de aire que colocó en aquel Valle sin Retorno junto con todos aquellos caballeros infieles que se dejaban atraer por el canto de las hadas.

Sin embargo Lancelot del Lago enamorado de la reina Ginebra y castigado al Valle sin Retorno, supo resistir los encantos de las hadas ya que en su mente no había más que amor por Ginebra y luchó para poder seguir al lado de su amada para lo cual tuvo que enfrentarse a los dragones de fuego y a los guardas gigantes del Valle sin Retorno, consiguiendo derribar las murallas de aire con lo que los prisioneros, amantes infieles, pudieron salir y ser libres.
 
Contada esta leyenda y visto el lugar, nuestro duende nos volverá a llevar al Gran Estanque porque allí Merlín es donde encontró a la joven Viviane de la que se enamoró perdidamente y a la que enseñó todos sus saberes con el fin de seducirla. Es el hombre de la naturaleza que se beneficia de poderes sobrenaturales para comunicarse con los animales y las plantas, cruzar los mares y metamorfosearse continuamente; es él el que domina a los demonios, el que realizó los planos de la famosa Tabla Redonda. Al final cae rendido por el amor de Viviane que aprovecha la primera ocasión favorable para usar con Merlín las artes que éste le había enseñado y así, rejuvenecido por el agua de la Fuente de la Juventud que la joven hada le da a beber, es encerrado por ésta en nueve círculos que traza a su alrededor y que sella con una guirnalda de rosas. Es Viviane la Dama del Lago que encontramos en las novelas del ciclo artúrico y la que da a Arturo, a ruegos de Merlín, Excalibur, la espada que ella misma había rescatado cuando finalizó la batalla de Calman. La presencia continua de Merlín y sus dotes de adivinación forja el destino del rey Arturo: le hace ganar batallas en las que el Druida lleva el estandarte sobre el que hay bordado un dragón de oro; le permite crear la grandiosa ciudad de Camelot, le preserva de las maquinaciones maléficas de sus hermanastras Morgana y Morgause y sin embargo el gran druida no pudo preservarle de la traición de su esposa Ginebra y su mejor caballero, Lancelot del Lago.

Nuestro último paseo por Brocelandia de la mano del pequeño duende que nos ha hecho de guía nos lleva a la tumba de Merlín situada en la zona norte del bosque. Hemos caminado un rato hasta que en una pequeña landa, un cromlech megalítico con un pequeño grabado, nos sugiere el lugar donde descansa el mago. ¿Es esa su tumba? La leyenda nos dice que su localización sigue siendo un misterio y, Brocelandia, un bosque en el que si se está atento se oye a los árboles contar cuentos, hablar de mitología, de historia y de leyenda. Donde las piedras viven desde la época de la prehistoria hasta nuestros días y por donde pasean los espíritus de Arturo y Merlín para seguir hablando del Santo Grial, a la espera de despertar y que sus cuerpos, uno durmiendo en Avalon y otro tal vez en la misma Brocelandia, se junten a sus espíritus y encuentren ese cáliz que parece ser que los Drusos, hermanos de los Templarios, se llevaron a un lugar, llamado Siria por Homero, y que se encuentra más lejos del Sol. 

Tomado de: http://www.comunicacionypedagogia.com/entrelibros/hablemos_nov08.html

sábado, 15 de septiembre de 2012

viernes, 15 de junio de 2012

El celtismo y la identidad del pueblo gallego: III encuentro de los "Amigos de la Cultura Celta"


El esplendor celta se recreó hoy en la Casa de Galicia en Madrid, con la colaboración del colectivo " Amigos de la Cultura Celta"

En la mesa redonda "El celtismo y la identidad del pueblo gallego" y en la vistosa ceremonia desarrollada en el III Encuentro de Amigos de la Cultura Celta.

Luis Berrocal-Rangel, Alfredo Jimeno Martínez, Blanca García Fernández-Albalat, José Luis Pardo, Martín Almagro Gorbea, Jesús Rafael Álvarez Sanchis, Antonio Bonet Correa, Andrés Auz, José Ramón Ónega, Gonzalo Ruíz Zapatero, Alberto José Lorrio Alvarado, Carlos de Blas, José Cerdeira y Julio Domínguez.
El esplendor de la cultura celta se recreó hoy en la Casa de Galicia en Madrid en la que resultó una larga y exitosa velada a través de la mesa redonda “El celtismo y la identidad del pueblo gallego”, organizada con la colaboración del colectivo Amigos de la Cultura Celta, en la que intervinieron como ponentes el director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Antonio Bonet Correa, y el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Alicante, Alberto José Lorrio Alvarado, y  como moderador el anticuario de la Real Academia de la Historia, Martín Almagro Gorbea, acompañados del director de la Casa y  delegado de la Xunta de Galicia en Madrid, José Ramón Ónega, en su calidad de anfitrión.

Madrid, 14 de junio de 2012. –  El esplendor de la cultura celta se recreó hoy en la Casa de Galicia en Madrid en la que resultó una larga y exitosa velada a través de la mesa redonda “El celtismo y la identidad del pueblo gallego”, organizada con la colaboración del colectivo Amigos de la Cultura Celta, en la que intervinieron como ponentes el director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Antonio Bonet Correa, y el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Alicante, Alberto José Lorrio Alvarado, y  como moderador el anticuario de la Real Academia de la Historia, Martín Almagro Gorbea, acompañados del director de la Casa y  delegado de la Xunta de Galicia en Madrid, José Ramón Ónega, en su calidad de anfitrión.

Una primera parte de la velada a la que siguió el III Encuentro de Amigos de la Cultura Celta, en la que este colectivo desarrolló una vistosa ceremonia de recibimiento a nuevos miembros, todos ellos distinguidos académicos y especialistas en la cultura celta, a los que impuso la Beca verde que les distingue y les entregó el diploma acreditativo.

A pesar de celebrarse al mismo tiempo el encuentro futbolístico entre España e Irlanda, de la Eurocopa, el evento convocó en la Casa a más de un centenar de personas, entre las que había cerca de una veintena de catedráticos de diversas universidades españolas.

En la mesa de debate, Bonet habló sobre el claro del bosque como lugar de contacto con la divinidad en los pueblos celtas y la arquitectura druídica y sus diferencias con las construcciones del mundo clásico en tanto que signos de identidad de dos culturas distintas. Por su parte, Lorrio disertó sobre los elementos celtas en el noroeste de Iberia, en los que la lingüística, según expuso, juega un papel importante. “La relación del Noroeste de Iberia con un poblamiento celta a finales de la Edad del Hierro ha sido establecida desde finales del siglo XIX. No obstante, sólo en los últimos años se ha producido un análisis crítico. Las posiciones que hoy existen respecto al tema céltico en el Noroeste están lejos de alcanzar un consenso”, explicó. Almagro Gorbea hablo de qué es y cómo se conoce la identidad de un pueblo como el gallego, a través de los elementos que componen su cultura, interrrelacionados en un proceso de transformació “diacrónica, en el que ocurren cambios” temporales, internos y externos, aunque también perduran tradiciones de “larga duración”.

III Encuentro de Amigos de la Cultura Celta:

El III Encuentro de Amigos de la Cultura Celta comenzó con una breve presentación del coordinador del colectivo, José Cerdeira Taboada, quien explicó que éste surgió dentro de la Orden de la Vieira para potenciar y difundir las raíces celtas de Galicia y para estrechar los lazos con otros pueblos de origen celta, a la que siguió la entrada en procesión de sus miembros más destacados.

Continuó con la ceremonia de entrega de distinciones a destacados escritores. Siete fueron los académicos distinguidos por parte de este colectivo. Cinco lo fueron como Amigos de la Cultura Celta:
  • Alfredo Jimeno Martínez, profesor titular del Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid. Ha desarrollado una amplia labor investigadora en la Protohistoria de la Meseta, desde la Edad del Bronce hasta la Romanización, plasmadas en numerosas publicaciones. Desde 1994 es director del Plan Arqueológico de Numancia, uno de los yacimientos de mayor interés arqueológico.
  • Jesús Rafael Álvarez Sanchís, profesor titular del Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, que realizó su tesis sobre los Vettones, con la máxima calificación Premio Extraordinario del Doctorado. Ha codirigido importantes yacimientos celtas en España y Francia. Está considerado como uno de los más destacados expertos en el patrimonio arqueológico de Ávila, Salamanca y norte de Portugal. Es miembro de número de la institución “Gran Duque de Alba”.
  • Gonzalo Ruiz Zapatero, catedrático del Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid. Es presidente de la Sociedad Española de Historia de la Arqueología y coordinador del Master de Arqueología Prehistórica de la Universidad Complutense. Entre sus líneas de investigación figura la Arqueología e Historiografía del Mundo Celta.
  • Luis Berrocal Rangel,  profesor acreditado a Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid. Su tesis doctoral, con Premio Extraordinario, versó sobre la identidad arqueológica de unos, hasta entonces poco conocidos, pueblos “celtas” del suroeste peninsular, habitantes pre-romanos del occidente de Extremadura y del Alentejo Portugués. Dirigió numerosas excavaciones arqueológicas de pueblos hispano-celtas. Es Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia.
  • José Alberto Lorrio Alvarado, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Alicante. Su tesis doctoral, que mereció Premio Extraordinario, versó sobre “los celtíberos: Etnia y Cultura”. Ha participado en numerosas excavaciones sobre yacimientos célticos en España y Francia. Es Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia.
A otros dos les entregaron los diplomas "ad honorem", los primeros otorgados a título de honor. Los recibieron:
  • Antonio Bonet Correa, director de la Real Academia de Bellas Artes San Fernando, catedrático de Historia del Arte Español y Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cáceres. Ha sido vicerrector de la Universidad Complutense, vicepresidente del Instituto de España y presidente de la Asociación Española de Críticos de Arte. Entre otras distinciones, es miembro correspondiente de las Reales Academias de Bellas Artes de Portugal , de la República Argentina, de Santa Isabel de Hungría de Sevilla y titular honorario de la Academia Rusa de Bellas Artes y, además, Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes.
  • Martín Almagro Gorbea, Anticuario de la Real Academia de la Historia y catedrático de Prehistoria. Especialista en Protohistoria de la Península Ibérica y de Europa Occidental, Tartesios; Cultura Ibérica: Arqueología Clásica, Arqueología Fenicia; Procesos de Aculturización y Etnogénesis de los Galaicos. Entre otras responsabilidades, ha sido director de la Escuela Española y Arqueología en Roma. director del Museo Arqueológico Nacional y, actualmente, académico Anticuario de la Real Academia de la Historia.
 Finalmente, los Amigos de la Cultura Celta anunciaron, a través de la profesora de la Universidad de Santiago de Compostela Blanca García Fernández-Albalat la celebración del IV Encuentro de la Cultura Celta,  que tendrá lugar en la Bretaña francesa a finales de septiembre, y la próxima presentación en esta Casa del libro sobre la cultura celta “Siguiendo al Sol..”, del periodista gallego Gabriel Fraga de Cal, lujosamente editado por la Diputación Provincial de A Coruña, en texto bilingüe: inglés y español.

El acto finalizó con una actuación musical a cargo del Maestro Carracedo y de José Muiña y la interpretación de la Marcha Celta, por dos gaiteros de la Xuntanza de Alcobendas. Los miembros de Amigos de la Cultura Celta se retiraron de la sala en procesión, igual que entraron.

Departamentode prensa de la Casa de Galicia

jueves, 12 de abril de 2012

La batalla de Morbihan: El fin de la Armórica gala




Transcurría el año 56 a.C. y, cuando Julio César creía ya pacificada la Galia, los vénetos (Vannes), apoyados por los osismos (Finis Terrae), lexovios, námnetes (Nantes), ambiliatos, mórinos, diablintes, menapios y britanos (venidos del otro lado del estrecho) se levantan contra el poder de Roma apoyados en la situación tan especial de sus ciudades costeras y en la superioridad de sus navíos en aguas atlánticas. Las fuerzas de César se quedaron en tierra viendo la tremenda batalla naval que se desarrollaba en el golfo de Morbihan, mientras la flota romana, comandada por Décimo Junio Bruto Albino (que no el “gallego”) trataba de destruir la flota de aquellos celtas insolentes. Dejemos que sea el propio Julio César, cronista de excepción y testigo presencial, quien nos cuente la batalla:

VII Después de estos sucesos, cuando todo le persuadía a César que la Galia quedaba enteramente apaciguada, por haber sido sojuzgados los belgas, ahuyentados los germanos, vencidos en los Alpes los sioneses; y como en esa confianza entrado el invierno se partiese para el Ilírico con deseo de visitar también estas naciones y enterarse de aquellos países, se suscitó de repente una guerra imprevista en la Galia, con esta ocasión: Publio Craso el mozo, con la legión séptima, tenía sus cuarteles de invierno en Anjou, no lejos del Océano. Por carecer de granos aquel territorio, despachó a las ciudades comarcanas algunos prefectos y tribunos militares en busca de provisiones. De éstos era Tito Terrasidio enviado a los únelos, Marco Trebio Galo a los curiosolitas, Quinto Velanio con Tito Silio a los vanes es.

VIII. La república de estos últimos es la más poderosa entre todas las de la costa, por cuanto tienen gran copia de navíos con que suelen ir a comerciar en Bretaña. En la destreza y uso de la náutica se aventajaban éstos a los demás, y como son dueños de los pocos puertos que se encuentran en aquel golfo borrascoso y abierto, tienen puestos en contribución a cuantos por él navegan. Los vaneses, pues, dieron principio a las hostilidades, arrestando a Silio y Velanio, con la esperanza de recobrar, en cambio, de Craso sus rehenes. Movidos de su ejemplo los confinantes (que tan prontas y arrebatadas son las resoluciones de los galos) arrestan por el mismo fin a Trebio y Terrasidio, y al punto con recíprocas embajadas conspiran entre sí por medio de sus cabezas, juramentándose de no hacer cosa sino de común acuerdo, y de correr una misma suerte en todo acontecimiento. Inducen igualmente a las demás comunidades a querer antes conservar la libertad heredada que no sufrir la esclavitud de los romanos. Atraídos en breve todos los de la costa a su partido, despachan de mancomún a Publio Craso una embajada, diciendo: «que si quiere rescatar los suyos, les restituya los rehenes».

IX. Enterado César de estas novedades por Craso, como estaba tan distante, da orden de construir en tanto galeras en el río Loire, que desagua en el Océano, de traer remeros de la provincia, y juntar marineros y pilotos. Ejecutadas estas órdenes con gran diligencia, él, luego que se lo permitió la estación, vino derecho al ejército. Los vaneses y demás aliados, sabida su llegada y reconociendo juntamente la enormidad del delito que cometieron en haber arrestado y puesto en prisiones a los embajadores (cuyo carácter fue siempre inviolable y respetado de todas las naciones), conforme a la grandeza del peligro que les amenazaba, tratan de hacer los preparativos para la guerra, mayormente todo lo necesario para el armamento de los navíos, muy esperanzados del buen suceso por la ventaja del sitio. Sabían que los caminos por tierra estaban a cada paso cortados por los pantanos; la navegación, embarazosa por la ninguna práctica de aquellos parajes y ser muy contados los puertos. Presumían además que nuestras tropas no podrían subsistir mucho tiempo en su país por falta de víveres, y pensaban que aun cuando todo les saliese al revés, todavía por mar serían superiores sus fuerzas; pues los romanos ni tenían navíos ni conocimiento de los bajíos, islas y puertos de los lugares en que habían de hacer la guerra; además, que no es lo mismo navegar por el Mediterráneo entre costas, (60) como por el Océano, mar tan dilatado y abierto. Con estos pensamientos fortifican sus ciudades, transportan a ellas el trigo de los cortijos, juntan cuantas naves pueden en el puerto de Vanes, no dudando que César abriría por aquí la campaña. Se confederan con los osismios, lisienses, nanteses, ambialites, merinos, dublintes, menapios, y piden socorro a la Bretaña, isla situada enfrente de estas regiones.

X. Tantas como hemos dicho eran las dificultades de hacer la guerra, pero no eran menos los incentivos que tenía César para emprender ésta: el atentado de prender a los caballeros romanos; la rebelión después de ya rendidos; las deslealtad contra la seguridad dada con rehenes; la conjura de tantos pueblos, y sobre todo el recelo de que si no hacía caso de esto, no siguiesen su ejemplo otras naciones. Por tanto, considerando que casi todos los galos son amibos de novedades, fáciles y ligeros en suscitar guerras y que todos los hombres naturalmente son celosos de su libertad y enemigos de la servidumbre, antes que otras naciones se ligasen con los rebeldes, acordó dividir en varios trozos su ejército distribuyéndolos después por las provincias.

XI. Con este fin envió a los trevirenses, que lindan con el Rin, al legado Tito Labieno con la caballería, encargándole visitase de pasada a los remenses y demás belgas, y los tuviese a raya; que si los germanos, llamados, a lo que se decía, por los belgas, intentasen pasar por fuerza en barcas el río, se lo estorbase. A Publio Craso, con doce cohortes de las legiones y buen número de caballos, manda ir a Aquitania para impedir que de allá suministren socorros a la Galia, y se coliguen naciones tan poderosas. Al legado Quinto Triturio Sabino, con tres legiones, envía contra los únelos, curiosolitas y lisienses (61) para contenerlos dentro de sus límites. Da el mando de la escuadra y de las naves que hizo aprestar del Poitu, del Santonge y de otros países fieles, al joven Décimo Bruto, con orden de hacerse cuanto antes a la vela para Vannes, adonde marchó él mismo por tierra con la infantería.

XII. Estando, como están, aquellas poblaciones fundadas sobre cabos y promontorios, ni por tierra eran accesibles en la alta marea que allí se experimenta cada doce horas ni tampoco, por la mar en la baja, quedando entonces las naves encalladas en la arena. Con que así por el flujo, como por el reflujo, era dificultoso combatirlas; que si tal vez a fuerza de obras, atajado el mar con diques y muelles terraplenados hasta casi emparejar con las murallas, desconfiaban los sitiados de poder defenderse, a la hora teniendo a mano gran número de bajeles, embarcábanse con todas sus cosas y se acogían a los lugares vecinos, donde se hacían fuertes de nuevo, logrando las mismas ventajas en la situación. Esto gran parte del estío lo podían hacer más a su salvo, porque nuestra escuadra estaba detenida por los vientos contrarios, y era sumamente peligroso el navegar por mar tan vasto y abierto, siendo tan grandes las mareas y casi ningunos los puertos.

XIII. La construcción y armadura de las naves enemigas se hacía por esto en la forma siguiente: las quillas algo más planas que las nuestras, a fin de manejarse más fácilmente en la baja marea; la proa y popa muy erguidas contra las mayores olas y borrascas; maderamen todo él de roble capaz de resistir a cualquier golpe de viento; los bancos de vigas tirante de un pie (62) de tabla, y otro de canto, clavadas con clavos de hierro gruesos como el dedo pulgar. Tenían las áncoras, en vez de cables, amarradas con cadenas de hierro, y en lugar de velas llevaban pieles y badanas delgadas, o por falta de lino, o por ignorar su uso, o lo que parece más cierto, por juzgar que las velas no tendrían aguante contra las tempestades deshechas del Océano y la furia de los vientos en vasos de tanta carga. Nuestra escuadra viniéndose a encontrar con semejantes naves, sólo les hacía ventaja en la ligereza y manejo de los remos. En todo lo demás, según la naturaleza del golfo y agitación de sus olas, nos hacían notables ventajas; pues ni los espolones de nuestras proas podían hacerles daño (tanta era su solidez), ni era fácil alcanzasen a su borde los tiros por ser tan altas, y por la misma razón estaban menos expuestas a varar. Demás de eso, en arreciándose el viento, entregadas a él, aguantaban más fácilmente la borrasca, y con mayor seguridad daban fondo en poca agua; y aun quedando en seco, ningún riesgo temían de las peñas y arrecifes, siendo así que nuestras naves estaban expuestas a todos estos peligros.

XIV. César, viendo que si bien lograba apoderarse de los lugares, nada adelantaba, pues ni incomodar podía a los enemigos ni estorbarles la retirada, se resolvió a aguardar a la escuadra. Luego que arribó ésta y fue avistada de los enemigos, salieron contra ella del puerto casi doscientas veinte naves, bien tripuladas y provistas de toda suerte de municiones. Pero ni Bruto, director de la escuadra, ni los comandantes y capitanes de los navíos sabían qué hacerse, o cómo entrar en batalla, porque visto estaba que con los espolones no podían hacerles mella; y aun erigidas torres encima, las sobrepujaba tanto la popa de los bajeles bárbaros, que sobre río ser posible disparar bien desde abajo contra ellos, los tiros de los enemigos, por la razón contraria, nos habían de causar mayor daño. Una sola cosa prevenida de antemano nos hizo muy al caso, y fueron ciertas hoces bien afiladas, caladas en varapalos a manera de guadañas murales. Enganchadas éstas una vez en las cuerdas con que ataban las entenas a los mástiles, remando de boga, hacían pedazos el cordaje; con ello caían de su peso las vergas, por manera que consistiendo toda la ventaja de la marina galicana en velas y jarcias, perdidas éstas, por lo mismo quedaban inservibles las naves. Entonces lo restante del combate dependía del valor, en que sin disputa se aventajaban los nuestros, y más, que peleaban a vista de César y de todo el ejército, sin poder ocultarse hazaña de alguna cuenta, pues todos los collados y cerros que tenían las vistas al mar estaban ocupados por las tropas.

XV. Derribadas las entenas en la forma dicha, embistiendo a cada navío dos o tres de los nuestros, los soldados hacían el mayor esfuerzo por abordar y saltar dentro. Los bárbaros, visto el efecto, y muchas de sus naves apresadas, no teniendo ya otro recurso, tentaron huir por salvarse. Mas apenas enderezaron las proas hacia donde las conducía el viento, de repente se les echó y calmó tanto, que no podían menearse ni atrás ni adelante; que fue gran ventura para completar la victoria, porque, siguiendo los nuestros al alcance, las fueron apresando una por una, a excepción de muy pocas, que sobreviniendo la noche, pudieron arribar a tierra, con ser que duró el combate desde las cuatro del día (63) hasta ponerse el Sol.

XVI. Con esta batalla se terminó la guerra de los vaneses y de todos los pueblos marítimos; pues no sólo concurrieron a ella todos los mozos y ancianos de algún crédito en dignidad y gobierno, sino que trajeron también de todas partes cuantas naves había, perdidas las cuales, no tenían los demás dónde guarecerse, ni arbitrio para defender los castillos. Por eso se rindieron con todas sus cosas a merced de César, quien determinó castigarlos severísimamente, a fin de que los bárbaros aprendiesen de allí adelante a respetar con mayor cuidado el derecho de los embajadores. Así que, condenados a muerte todos los senadores, vendió a los demás por esclavos.
Julio César: De Bello Gallico. Libro III

domingo, 4 de marzo de 2012

Hermanamientos entre Galicia y Bretaña

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Si las relaciones entre Galicia y Bretaña han sido importantes desde tiempos prehistóricos, las facilidades de comunicación de nuestro mundo actual ha favorecido aún más estos contactos culturales y económicos. Sus singularidades políticas y sus similaridades culturales están siendo resaltadas día a día, como lo demuestran los diferentes acontecimientos económico y culturales que se repiten a lo largo del año. Estas fraternales relaciones quedan recogidas también en los numerosos hermanamientos existentes entre localidades gallegas y bretonas. Aunque no sabemos con certeza cuál es ese número, valga como muestra esta relación no exhaustiva que recogemos a título de ejemplo:


Concarneau, villa hermanada con Burela

  • Concarneau               Burela
  • Dinan                         Lugo
  • Geneston                   Covelo
  • Guerledan                  Sarria
  • Lannion                     Viveiro
  • Les Gavres                Corcubión
  • Lege                          As Neves
  • Lesneven                   As Pontes
  • Loctudy                     Ribadeo
  • Lorient                       Vigo
  • Mont St Michel         Cambados
  • Paimpont                   Cedeira
  • Plougonvelin              Fisterra
  • Plouha                       Palas de Rei
  • Plounevez Quentin    Castro de Rei
  • Pornic                        Baiona
  • Quimper                    Ourense
  • Tregastel                   Foz
  • Treguier                     Mondoñedo
  • Rennes                      Santiago de Compostela

Treguier, ciudad hermanada con Mondoñedo.


viernes, 2 de marzo de 2012

La Bretaña al natural

Pantalla completa, altavoces a tope... y a disfrutar, ¡porque así es nuestra querida Bretaña!